Cuando comencé esta aventura de
escribir historias, nunca imaginé que crearía un mundo donde todas mis novelas
coexistirían dentro de una misma línea temporal.
Mi primera novela, Puerto rojo: La conjura del Mal, comencé a escribirla hace más de 30 años, allá por 1.986. Por entonces no disponía de ningún tipo de procesador de textos y mucho menos de la ayuda de internet, que estaba en sus comienzos y no era asequible por la mayoría de la gente. Escribí los primeros seis capítulos, de mi puño y letra, y guardé aquellos folios en un cajón, donde fueron olvidados por mucho tiempo.
Fue en 2.016, alentado
por mi familia y gracias a la facilidad de autoedición que proporcionaban
muchas plataformas en internet, cuando decidí
rescatar el manuscrito de la oscuridad de aquel cajón y acabar la historia,
respetando en todo momento la idea original y la época en que fue escrita.
Aquello dio forma a mi primera novela, que publiqué el mismo año.
En ella, el teniente Alex
Amengual, de la guardia civil, se tiene que enfrentar a un extraño caso de
asesinato que pondrá en duda sus más arraigadas convicciones, teniendo que
aceptar situaciones que hasta ese momento había creído como imposibles.
Un año después escribí “El
último pueblo maldito” y, a la hora de buscar un personaje para la
historia, pensé que el teniente Alex encajaría perfectamente en ella. A él se
uniría su hija Ana Amengual, que tendría un papel fundamental en esta aventura.
En 2.018 escribiría mi tercera
novela “El abismo del silencio”, cerrando lo que se podría considerar
como la
saga de Puerto rojo. En ella cobra relevancia la figura de Ana
Amengual, personaje principal de la historia.
Toda la saga se engloba dentro
del género de terror y thriller policíaco, acompañado de un gran toque
sobrenatural. Aunque los personajes se
repiten a lo largo de las tres historias, todas ellas son auto-conclusivas y tienen
una línea argumental y una trama totalmente diferente, por lo que podrían
leerse como novelas independientes y en cualquier orden, aunque aconsejo
leerlas tal como fueron escritas.
En 2.019 escribí “En la
boca del Lobo”, una novela atípica, con respecto a lo que había escrito
hasta ese momento, pero a la vez muy esperada, porque en ella colaboraría mi
ahijado Onofre Frau Borrás, que se encargaría de crear la portada e ilustrar el
interior con varias imágenes que captarían perfectamente la esencia de la
historia. He de reconocer que soy un fan del fenómeno de la licantropía y me sentí en la necesidad de escribir esta
historia, que rondaba en mi cabeza desde hacía bastante tiempo. En ella se hace
una nueva revisión del viejo mito del hombre lobo y se podría considerar como
un guiño a una de mis novelas preferidas de Stephen King: El ciclo del hombre lobo. Uno
de los protagonistas de esta historia, el sargento Miquel Llorens, de la
policía municipal de Escorca, es un personaje secundario de “El último pueblo
maldito”.
En 2.020 escribí la que podría
considerarse como mi novela más realista, en cuanto a que se aleja un poco de
la temática sobrenatural. “El tiempo está cerca” es una trama
policíaca en la que el personaje principal, el inspector Roberto Salas, se
enfrenta a un extraño caso de desaparición y a su propio pasado. En esta
historia tiene un papel principal el inspector José Gálvez, que era un
personaje secundario de “El abismo del
silencio”, y Ana Amengual tiene un pequeño cameo en uno de los capítulos.
Así pues, podríamos englobar
todas mis novelas dentro de un mismo universo, cuyas historias se desarrollan
en la mágica isla de Mallorca, lugar al que pertenezco. Para terminar, solo
quiero reiterar mi gratitud a todos y cada uno de los lectores que hayan
formado parte de estas historias, porque sin ellos nada de esto tendría
sentido. Gracias a vosotros mis personajes han cobrado vida, enmarcándose en
aventuras increíbles que espero que perduren por mucho tiempo en vuestros
recuerdos. Espero que en un futuro nos encontremos en más emocionantes
lecturas.
Un saludo y un fuerte abrazo.
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