Prólogo
Los monstruos existen. No siempre se
presentan de la misma manera, pero están ahí, esperando entre las sombras,
detrás de la siguiente esquina o al final de esa oscura calle que tienes que
seguir para llegar a casa después de un día de duro trabajo. Siempre se
esconden donde acaba la luz. A veces se ocultan cerca de ti. Ahora mismo
podrían estar a tu lado mientras lees estas palabras, susurrando voces confusas
tras la semitransparente cortina de tu dormitorio, que se agita en círculos
alentada por una extraña brisa surgida de la nada.