domingo, 13 de junio de 2021

El intruso

     

El hall era inmenso. Enseguida pensé que si el resto de la casa era igual de grande, iba a tener mucho trabajo para planificar un sistema de protección para todo el edificio. Una señora de mediana edad, seguida de una niña y un perro, que no paraba de saltar a su alrededor, entraron por una puerta lateral.

—Buenos días, soy la propietaria de la casa —dijo la señora, con un porte muy distinguido.

—Hola, soy Noelia Gómez —me presenté, extendiendo la mano—. Vengo de la agencia de seguridad para realizar la planificación del sistema de alarma que usted nos solicitó.

Después de las debidas presentaciones, me indicó con que nos sentáramos en un lujoso tresillo y me ofreció una taza de café.  La niña se situó a nuestro lado, sin dejar de jugar con el perro.

—¡Shirley, estate quieta! —le reprendió la señora—. ¡Compórtate, que tenemos visita!

La niña le hizo caso y se sentó en un sillón junto a ella. El perro se acomodó a su lado, mientras le lamía las manos.